Son los fantasmas de los que hablo siempre
monstruos que insisten
y me persiguen hasta debajo de la cama
son como pelusas,
esas que se pegan en el suelo
o en la escoba
(¡cuando uno barre son muy molestas!)
y hay que sacarlas con la mano
porque no salen así nomás.
Seguirán ahí,
haciendo de las suyas,
fantasmeando…